El fraude en seguros lo pagamos tod@s

El siniestro es la tangibilización del servicio prometido. Hasta ese momento, el cliente lo único que tenia eran unos papeles de un contrato (póliza), donde una aseguradora se comprometía a solucionar / indemnizar/ compensar, cuando sucediese el riesgo para el que el cliente paga su precio (prima) previamente. Hasta aquí, como todos sabemos, es la conjunción de BUENA FE que debe presidir (no solo legalmente) el contrato de seguro. El problema es cuando se rompe esta premisa o bien porque la aseguradora no cumple adecuadamente o el cliente comunica un siniestro mediante declaraciones no veraces. Nos centraremos, en esta ocasión, sobre este último aspecto: la intención de engañar a la entidad aseguradora, EL FRAUDE.

Según  Unespa, es una actividad delictiva de gran importancia para el sector asegurador. Anualmente, las entidades detectan 435.000 tentativas de fraude que pretender obtener un pago de indemnizaciones valoradas en 2.000 millones de euros. Los seguros donde más se producen son el de Autos y Multirriesgo del Hogar (sobre todo, en la cobertura de robo).

Por un lado, nos encontramos con las organizaciones delictivas que actúan organizadas, como se ha visto en distintos medios de comunicación (como ejemplo, os enlazo el siguiente vídeo):


Ya desde 
noviembre de 2014 se firmó un acuerdo entre la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior y Unespa. Entre los compromisos mutuos incluidos en dicho acuerdo se encuentra el de “diseñar e implantar protocolos que permitan la comunicación fluida entre los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado y los profesionales del sector asegurador dirigidos a la prevención e investigación del fraude y otras actividades en las que se produzca el concurso del mismo, y muy especialmente el conocimiento mutuo de estructuras y niveles de interlocución existentes en esta materia”. Parece que esta dando frutos, aunque lentamente pues la amplitud de posibilidades dificulta su detección.

En relación al fraude "pequeño" realizado por particulares, parece que existen múltiples "motivaciones" que ayudan a su realización. Entre otras, tomadas individualmente o en su conjunto:

- La mala experiencia después de un siniestro (o al menos así entendido por quien intenta el fraude).
- Posibilidad de obtener un beneficio significativo y poco riesgo ("si me pillan, lo más que va a pasar
es que me denieguen el siniestro").
- La situación económica difícil por el paro o precariedad laboral que puede "agudizar tentaciones". 
- Pero sobre todo, LA PERMISIVIDAD SOCIAL, sin ningún tipo de reproche. Engañar un poco al seguro es una práctica admitida por el entorno.

La consecuencia práctica más directa: el fraude al seguro incrementa las primas de TOD@S por su repercusión en la siniestralidad, constituyendo fuente además fuente de posibles problemas policiales adicionales que dejan el ámbito personal dañado. Sin duda, para contar hasta 1000 antes de defraudar. Ver el siguiente vídeo donde la policía habla de realidades que suceden entre "aficionados"esporádicos a estas malas prácticas.