De pactos, modelos y negociación ... sobre pensiones

Vivimos tiempos de cambios por pactos y negociaciones en la consolidación del nuevo Gobierno. Un asunto casi siempre olvidado, pues tiene un alto componente de desgaste en votos para cambiar el actual sistema de jubilación pública, es el referido a la planificación financiera para la jubilación en donde se aborden la combinación de aportaciones públicas, privadas y empresariales, parece que está teniendo un cierto "movimiento". Si bien los antecedentes inmediatos eran bastante desoladores (ver "Elecciones Generales, ¿esperanza para el impulso de la previsión privada complementaria?"), ahora a raíz del pacto PP - C's se han puesto de relieve algunas propuestas que buscan retocar el sistema actual. Es la denominada "mochila austriaca" .

Mirando al mundo "más desarrollado" en esta importante prioridad de planificación de la jubilación, tenemos distintos modelos a imitar (no hay que inventar lo que ya está inventado y además parece que funciona de forma razonable), con las adaptaciones oportunas a nuestra realidad. Las recetas vienen de incentivar el ahorro privado, añadiendo el componente empresarial y con incentivos estatales para que ello se produzca. Más en un país como el nuestro con una población cada vez más envejecida (¡afortunadamente vivimos más años! pero iremos perdiendo población), con un sistema de pensiones públicas de reparto atenuado (donde la baja natalidad y el esquema productivo no generan los recursos públicos necesarios), y por necesidad empieza a "sonar fuerte" las propuestas del pago de parte de nuestras distintas pensiones estatales vía impuestos. A ello se suma la "generosidad" comparativa de nuestras pensiones públicas (ver "Expectativa de pensiones públicas (jubilación, viudedad e incapacidad"), donde la OCDE recomienda, en un  informe, que la "tasa de sustitución" en la pensión pública de jubilación debe de un 60% en relación con el último salario como activo.

Enumeremos y demos una pequeña explicación de los posibles escenarios existentes en otros países para solventar esta problemática (incluyendo el citado sistema austriaco, ahora de actualidad) y que nada tienen que ver con la ligera "pomada" de los recientes SIALP o CIALP pregonados como "apoyo eficaz" en estos últimos 12 meses:


  • En EEUU destacan las multitud de planes de ahorro individual y los planes de empleo 401 en los que el propio trabajador aporta un determinado porcentaje de su sueldo, porcentaje que puede negociarse con la empresa con desgravación fiscal hasta el un límite cercano a los 6000 dólares (ver "EEUU / España: dos mundos en el ahorro para la jubilación").
  • En un vecino europeo grande, como Alemania, comenzaron sus reformas en 2001(léase cualquier transformación necesita un periodo de adaptación necesario), con un sistema en que combina sistemas de ahorro individuales y de empleo junto con subsidios estatales de aportación directa en estas cuentas de pensiones (limitados a aquellos trabajadores que aporten un 4% de sus ingresos). Todo ello con importantes deducciones fiscales que en este momento alcanzan casi el 80 %.
  • En Reino Unido, funcionan con éxito las ISA (cuentas de ahorro libres de tasas), hasta las 15000 libras que se pueden invertir en distintos productos y cuyos intereses no tributan.
  • El caso de Austria, con su denominada y ahora de actualidad "mochila", es un fondo de capitalización para los trabajadores que se mantiene durante toda su vida laboral hasta la jubilación (salvo despido en que puede hacer líquida). Actualmente es del 1,5% del salario bruto el que provisiona la empresa a favor del trabajador y que va creciendo vía rentabilidades. Es un importante incentivo para la complementariedad del sistema público.
A titulo de muestra a estos efectos, parece evidente, que es necesaria una dosis de negociación y consenso político y entre los distintos agentes sociales, necesario para una realidad evidente: hay que realizar reformas significativas y de calado, con transición suficiente pero con determinación inminente, para que la jubilación genere razonablemente la sensación de la que dicen es la raíz etimológica de la palabra, júbilo (después de una larga vida laboral que bien merece un cierto confort).