P.- En España, casi
un 80% de la población desconoce cuál es la prestación que recibiría su familia
en el caso de fallecimiento o invalidez de la persona que aporta el mayor
número de ingresos al hogar. ¿No nos gusta hablar de la muerte, no nos
interesa, no planificamos?, ¿podría analizar el porqué de esta realidad?
R.- Creo que influyen factores sociológicos y culturales en
la realidad española. El fallecimiento es el único riesgo cierto, sabemos que
se producirá pero, afortunadamente, no conocemos cuando. Sin caer en los
tópicos, nuestro carácter vitalista, nuestra forma de vida, la negación de la
desgracia, la falta de información institucional, el desconocimiento de las
herramientas aseguradoras (y su precio) para paliar las consecuencias
económicas, el mal entendido protagonismo del Estado… todos ellos son factores
que confluyen en la situación actual sobre la falta de planificación económica
ante el fallecimiento. Sin embargo, la familia se confirma y se percibe como un
tema muy importante incluyendo su bienestar. Sin duda, una tremenda paradoja.
P.- ¿Qué pasos
tendríamos que dar para averiguar la prestación social que podríamos percibir
en el caso de fallecimiento o invalidez?
R.- Con la legislación actual, el cálculo de la prestación
pública ofrecida por la Seguridad Social, no es complejo para las prestaciones
de viudedad, orfandad e invalidez.
Mediante un procedimiento impersonal pero rápido y efectivo, como es internet (tanto
en web públicas como privadas) podemos conocer los parámetros que fijan el
importe y su cuantía. Pero sin duda, mucho más efectivo y cálido, es ponernos
en manos de un buen profesional de
nuestra confianza, sea un gestor o un abogado especializado (para indicarnos la
situación actual), o mejor, consultar
a un especialista en nuestro
banco o aseguradora pues, además de darnos la “foto” actual será capaz de ofrecernos
soluciones para complementar. Lo que sí adelanto es que el cálculo del derecho
público al cobro en caso de que se produzcan estas situaciones desafortunadas,
pondrá en evidencia el desfase que existe entre nuestros ingresos habituales y
cómo se verían mermados si solo esperamos lo que facilita el sistema público.
P.- Con esta
información en la mano, ¿qué debemos tener en cuenta para saber si debemos
contratar otro tipo de soluciones privadas que protejan el futuro económico de
nuestra familia?
R.- Soluciones “enlatadas” eficaces no existen. Cada persona
y cada familia es un mundo (no es lo mismo estar casado que soltero; no es lo mismo tener hijos en
edad escolar que no tenerlos; no puede ser igual desear que nuestros hijos se
formen en el extranjero o que culminen los estudios básicos, etc.). Conocido el
dato de la prestación pública, debemos ajustar esa situación que se produce, en
base a nuestras necesidades personales, situación económico/ patrimonial y objetivos vitales de cara a nosotros mismos
y nuestra familia. Sin duda, el seguro vida riesgo es la mejor solución para
construir un patrimonio de seguridad en un solo instante mediante el pago de
una cantidad (prima) muy inferior a lo que muchas personas pueden creer. Sobre
el importe del capital a contratar, duración, beneficiarios, etc, reitero que
es necesario un estudio personalizado en cada caso con la ayuda de un
profesional de confianza. Es un tema muy importante y solucionarlo nos permite
vivir más tranquilos.
P.- El Libro Blanco
sobre “La Protección Familiar en España y el Seguro de Vida” del año 2013 puso
de manifiesto que existe una alta confianza en el Estado como “Padre
Protector”. ¿Cree que la actual crisis
económica ha podido cambiar esta percepción?
R.- Sin duda, todo está conectado. El estado de bienestar,
en la percepción de una parte significativa de la sociedad española, ha tenido recortes
en estos últimos años, lo que pudiera avivar la percepción de la necesidad de
complementar las prestaciones públicas mediante instrumentos privados. Por otro lado, la crisis económica actual está
sirviendo de freno pues la capacidad de ahorro de muchos hogares españoles está
muy disminuida y en bastantes casos se reduce a nada.
P.- Este estudio puso
de manifiesto que apenas un 11,8% sugiere de forma espontánea el seguro de
vida-riesgo como medida de protección familiar. ¿A qué cree que se debe esta
falta de percepción?
R.- Con todo el tacto necesario en esta afirmación y con las
excepciones significativas que proceden, a la sociedad española le falta
cultura financiera. Como ya he comentado previamente, el seguro de vida- riesgo
constituye una solución ideal para proteger el futuro económico de la familia
y, además, es inembargable es decir queda a salvo de posibles acreedores
consiguiéndose convertir la cantidad asegurada en algo intocable y seguro.
También, en esta línea está la confusión que se produce al desconocer la cobertura
que otorgan diferentes tipos de seguros. Por ejemplo, no estamos igual de
cubiertos cuando contratamos un seguro de accidentes (protege exclusivamente si
se produce esta causa) que un seguro de vida (riesgo que abarca la protección
por cualquier causa, tanto por accidente
como que el fallecimiento o la invalidez se produzca a causa de una enfermedad).
P.- ¿Y el Estado?,
¿también deberían asumir algún tipo de tarea/ mejora en este ámbito?, ¿alguna
propuesta?
R.- Se pueden citar varias en distintos ámbitos que
ayudarían, siempre que se conviertan en realidades y no en meras declaraciones
de intenciones en un determinado momento. En esta línea estaría, por ejemplo,
propiciar un mejor marco fiscal (mediante exenciones, bonificación y
desgravación) a instrumentos que generan estabilidad como el seguro de vida y
el ahorro a largo plazo. También, habrá
que dotar de una claridad informativa la prestación pública sobre las
principales contingencias cubiertas por la Seguridad Social y su cuantía. Este
año se anunció la comunicación de estimación de pensiones públicas mediante
carta personalizada para los mayores de 50 años para continuar en el futuro
ampliándolo a otras edades. Sugeriría que se realizase realmente (pues se está
retrasando lo anunciado) y que fuese ampliado también a comunicar
individualmente las pensiones de viudedad y orfandad actuales.
En relación a este impulso, me voy a referir también al
apoyo colectivo a nivel de entidades privadas que deberían realizar bancos, aseguradoras,
mutuas y otras empresas. Hay que desarrollar campañas de sensibilización e
información de valor agrupadas, para que el mensaje llegue a la población de
forma didáctica, olvidándose de los intereses individuales de cada empresa,
mirando a estos efectos a su competidor como un aliado. Primero hay que
sembrar, para después recoger… y así servir a la sociedad.